¿Cuántas veces habrás escuchado un chiste de Jaimito? El pequeño Jaime es el protagonista por excelencia del humor en español, siempre interviniendo en las conversaciones ajenas de la forma más espontánea y tronchante. Para que las risas no paren, te traemos una buena colección de chistes cortos de Jaimito y chistes para niños de Jaimito, ideales para explicar a los más pequeños de la casa o para romper el hielo cuando no tienes nada mejor en tu repertorio.
2. Chistes de Jaimito para niños
Lo cierto es que los niños pequeños tienden a hacer este tipo de bromas, a menudo sin querer. Todos hemos soltado alguna “jaimitada” en algún momento de nuestra infancia, y si no que le pregunten a nuestras madres. Es más, seguro que te puedes sentir identificado con alguno de estos chistes de Jaimito graciosos y cortos que hemos preparado.
- ¿Mamá, qué es lo que tienes en la barriga?
- Pues tengo un bebé que me ha regalado tu padre.
- ¡Papá, Papá! ¡No le regales más bebés a mamá porque se los come!
- Jaimito, ya he hablado con la cigüeña para que te traiga un hermanito.
- ¡Por Dios, papá! Con las mujeres que hay en el mundo y te quedas con una cigüeña.
- Jaimito, me voy a comprar, pon atención cuando hierva la leche.
Al volver la madre, se encuentra toda la cocina cubierta de leche.
- Pero, ¿no te dije que te fijaras cuando hirviera la leche?
- ¡Y eso he hecho! Ha hervido exactamente a las 10:23.
- ¡Jaimito, no te acerques a la jaula del león!
- Tranquila, mamá. No le voy a hacer nada.
- ¿Cómo te ha ido hoy en clase?
- Como el Polo Norte, mamá…
- ¿Y cómo es eso?
- Todo bajo cero.
- Jaimito, ¿cómo te imaginas el colegio ideal?
- ¡Cerrado, señorita!
- Jaimito, ¿por qué lloras?
- Porque la abuela se cayó del edificio y ahora está en el cielo.
- ¡Pues sí que rebotó la abuela!
- Jaimito, ¿te sabes la carga del electrón?
- Negativo.
- ¿Y la del protón?
- Tampoco.
- Jaimito, ¿tu rezas antes de comer?
- No, porque mi madre es buena cocinera.
- Jaimito, ¿crees que la tecnología reemplazará algún día al papel?
- No lo creo señorita, no me veo limpiándome el culo con un iPhone.
Jaimito a su maestra:
- ¡Dolores, te amo!
- Pero Jaimito, no me gustan los niños pequeños.
- Tranquila, tomaremos precauciones.
- A ver Jaimito, dibuja un huevo.
Jaimito empieza a dibujar y se mete la otra mano en el bolsillo.
Otra niña de la clase exclama:
- ¡Señorita, Jaimito se está copiando!
Una maestra de psicología aplica uno de sus recursos en clase…
– A ver, todo aquél que piense que es estúpido que se levante.
Tras unos segundos, Jaimito se levanta.
– Jaimito, ¿crees que eres estúpido?
– La verdad es que no señorita, pero no quería verla ahí sola de pie.
– ¿Sabes qué mamá? En el cole nos han enseñado a hacer explosivos.
– ¿Ah sí, Jaimito? ¿Qué bien? ¿Y que aprenderéis mañana en el colegio?
– ¿Qué colegio?
En el colegio la profesora escribe en la pizarra. “No me he ‘dibertido’ en meses” y pregunta…
– A ver quién me dice donde está el fallo.
Jaimito responde…
– En que no tiene amigos ni novio señorita.
Estos chistes de Jaimito son especiales para niños, para que los cuenten a sus compañeros de clase y aprendan a socializar.
- Pablo, dime una palabra que tenga varias “oes”.
- Goloso.
- Muy bien, ahora tú, Carlos.
- Horroroso.
- Muy bien, te toca, Jaimito.
- ¡Gooooool!
- Jaimito, dime cinco animales de África.
- Cinco leones, señorita.
- Jaimito, ¿qué planeta va después de Marte?
- ¡Miércole!
- Jaimito, ¿cuál es el futuro de “yo vivo”?
- Usted morirá.
- Jaimito, ¿cuál es el futuro del verbo “bostezar”?
- Dormir.
- Jaimito, dime dos pronombres.
- ¿Quién, yo?
- ¡Muy bien!
- Jaimito, “llovía”, ¿qué tiempo es?
- Un tiempo horrible, señorita.
- ¿Jaimito, has copiado el examen de Pedro?
- No.
- Sí, porque Pedro ha escrito en la tercera pregunta “no lo sé” y tú “yo tampoco”.
- Jaimito, ¿qué es un bastón?
- Un paraguas sin vestido.
- Jaimito, ¿qué te pasa?
- Es que no se escribir el número 33, señorita.
- Pues es muy fácil, un 3 después del otro 3.
- Ese es el problema señorita, no sé qué 3 va primero.
- A ver, Pepito, ¿por qué has llegado tarde hoy?
- Porque soñé que viajaba a la China y el viaje de vuelta era muy largo, señorita.
- ¿Y tú, Jaimito?
- Porque fui a buscar a Pepito al aeropuerto.
- A ver Jaimito, ¿de qué signo es tu madre?
- Pues debe ser de exclamación, porque se pasa el día gritándome.
- Jaimito, dime todas las formas del verbo nadar.
Jaimito le responde gritando:
- ¡Yo nado! ¡Tú nadas!...
- ¡Más bajito, por favor!
- Yo buceo, tú buceas.
- Señorita, ¿por qué me ha puesto un cero?
- Porque no has acertado ni una, Jaimito.
- Pero sí puse mi nombre, entonces el cero no es mío.
- A ver, Jaimito, ¿qué me puedes decir de la muerte de Napoleón?
- Que lo siento mucho, profesora.
– Jaimito, arregla ya tu cuarto que viene visita.
– Pero, ¿tenéis que hablar justo en mi cuarto?
– Jaimito, quiero que me conjugues el verbo ‘andar’
– Yo… ando… tú, tú…andas.
– Jaimito, ¡más deprisa!
– Yo corro, tú corres…
- A ver, Jaimito, ¿por qué no has hecho los deberes?
- Porque usted mandó “deberes para casa” y yo vivo en un apartamento.
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- ¡Papá, papá, tengo una noticia buena y otra mala!
- ¿Cuál es la buena Jaimito?
- ¡Que he aprobado todas!
- ¿Y la mala?
- ¡Que es mentira!
- Mami, mami, ¿Los caramelos de chocolate caminan por la pared??
- Pues no, Jaimito. Los caramelos no caminan.
- Ah, vale… pues entonces me he comido una cucaracha.