Hay chistes de esos que te los cuentan y te hartas a reír aunque no sabes muy bien de qué o por qué. Con esta lista de los mejores chistes absurdos entenderás por qué a veces un chascarrillo no tiene que tener un sentido para hacerte reír. Descubre los chistes absurdos más desternillantes y raros que has escuchado nunca.
Chistes absurdos ocurrentes para no parar de reír y de todos los tipos: cortos, largos, buenos, malos y, sobre todo, que te dejarán a cuadros...
— Niño, baja del coche y mira si funciona el intermitente.
— Ahora sí, ahora no, ahora sí, ahora no, ahora sí, ahora no...
— Te detesto.
— K de kilo.
— ¿Qué dices?
— No sé, has empzado tú.
— Un placer venir a su mutua.
— Es mutuo.
— Un placer venir a su mutuo.
¿Qué le dice un bebé foca a su madre?
— ¡Qué pasa mother foca!
— Coño Juan, cómo has cambiado.
— Yo no soy Juan.
— Más a mi favor.
— Mamá, el abuelo está malo.
— Pues apártalo y cómete solo las patatas.
Dos amigos se encuentran por la calle, y uno le dice al otro:
— ¿Qué tal la vida?
— Fatal, el otro día enterramos a mi tío.
— ¡Qué me dices? ¿Cómo pasó?
— Pues estaba en el balcón haciendo una barbacoa y se acercó demasiado al fuego.
— ¿Se quemó vivo?
— Qué va, del susto se hechó para atrás con tan mala pata que tropezó con la barandilla del balcón...
— ¿Y se cayó y se mató?
— Pues resulta que al final logró agarrarse a una cornisa, pero resbaló y...
— No, alguien llamó a los bomberos, que habían puesto una lona. Pero rebotó.
El amigo ya nervioso, le dice:
— ¡¿Y ya se mató, no?!
— ¡Qué va! En el rebote pudo cogerse a un cable de alta tensión.
— ¡Ah, ya! Y se electrocutó...
— Al estar haciendo la barbacoa llevaba guantes, lástima que el cable cedió y se rompió...
—¿Y se dio contra el suelo?
— ¡No! Los bomberos habían puesto de nuevo la lona pero rebotó y antes de caer al suelo se pudo coger a una cornisa...
— ¡Pero me quieres decir cómo se murió tu tío!
— Al final los bomberos llamaron a la policía y tuvieron que abatirlo a tiros.
— Entre pitos y flautas me he gastado seis mil euros.
— ¿Y eso?
— Pues cuatro mil en pitos y dos mil en flautas.
— ¿Qué hora tienes?
— Las diez menos diez.
— Entonces no tienes nada.
Un tío va al médico:
— Tú tos está mejor.
— He practicado toda la noche.
Un señor anda tranquilamente de paseo por la Gran Vía, cuando se le acerca un hombre que le suelta a quemarropa:
— ¿A que no sabe cuántos años tengo?
El primero se queda pensativo y al cabo de un momento:
— Sesenta.
— Impresionante. ¿Cómo lo ha acertado?
— Muy sencillo: en mi casa hay un señor que esta medio gilipollas y tiene treinta.
— Mamá, ¿de dónde sala la porcelana?
— De las porceovejas.
— Gracias mamá.
— Venga.
Un señor va por el campo con su mula y su perro. La mula, muy cargada, no puede más y se para, hincando las rodillas en tierra, a punto de desplomarse. El hombre, cada vez más molesto e impaciente, comienza a azotar con una vara al pobre animal, hasta que la mula coge y le dice:
—Antonio, ¿así me tratas después de todos estos años en los que te he ayudado fielmente, sin flaquear ni una sola vez hasta hoy, que estoy ya cansada y mayor?
El hombre se asusta y sale corriendo con el perro a su lado. Se detienen casi medio kilómetro más lejos, apoyándose en un árbol mientras intentan recuperar el aliento.
—Joder —dice el perro—, menudo susto nos ha dado la mula cuando se ha puesto a hablar.
— Tu perro parece un gato.
— Es que es un gato.
— Pues parece un perro.
— Cariño, está lloviendo y sigues siendo tonta...
— ¿Qué dices?
— Me dijiste que con el tiempo cambiarías.
— ¿Cómo saldrías de un desierto con una naranja?
— Mira, coges la naranja, la partes por la mitad, sale el jugo, el jugo es vitamina, le quitas la vita y coges la mina, la mina explota y causa un terremoto, le quitas el terre, coges la moto y te vas.
— ¡Pasen y vean al león marino!
— Paco, que es mi madre nadando en la piscina...
— Ya llevo recaudados 500 euros.
— !!PASEN Y VEAN!! señoras y señores, ¡¡PASEN Y VEAN!!
Un tío entra en un bar y el camarero le atiende:
— ¿Qué quiere?
— Pues mire un coche, una casa y cien mil euros.
— No hombre, que qué desea...
— Una mansión millonaria y una mujer de bandera.
— Que no, que qué será...
— Pues yo prefiero niña, pero si es niño no me importa.
— ¡Que qué le pongo para tomar!
— Coño, haberlo dicho antes. ¿Qué hay?
— Pues nada aquí, detrás de la barra, como siempre...
¿Qué le dice un jardinero a otro?
— Disfrutemos mientras podamos.
— Doctor soy asmático. ¿Es grave?
— No, es esdrújula.
Un tío entra en un bar cabreado y dice:
— ¿Quién me ha pintado el caballo de verde?
En estas que se levanta un tipo de 2 metros y cuadrado como un armario.
— He sido yo.
— Pues dale otra capa que se ha secado...
(Lee abajo)
¿Cómo mantienes a un tonto ocupado?
(Lee arriba)
— ¡Camarero! Este filete tiene muchos nervios.
— Normal, es que es la primera vez que se lo comen.
— Buenas, ¿me da una caja de ácido acetil salicílico, por favor?
— ¿Aspirinas?
— Sí, eso, que nunca me acuerdo del nombre.
— Hola, soy paraguayo y quiero pedirle la mano de su hija para casarme con ella.
— ¿Para qué?
— Paraguayo.
El Titanic se está hundiendo y el capitán reúne a sus oficiales:
— ¡Lancen al agua el último bote y vayan subiendo en orden!
— Pero mi capitán, todavía quedan mujeres en el barco.
— ¡Sí, hombre! Para follar estoy yo ahora.
— ¿Te sabes el chiste de "no y yo tampoco"?
— No.
— Yo tampoco.
— ...
— ¿Lo has pillado?
— No.
— Yo tampoco.
— ¿Nombre?
— David
— ¿Tavid?
— No David, con D de Dinamarca
— Bienvenido David, Conde de Dinamarca
Un hombre baja del tren con el rostro verde. Un amigo le pregunta qué le ha pasado.
— Me he mareado, responde el viajero. Me pongo malísimo cuando viajo de espaldas a la locomotora.
— Pero ¿por qué no le has pedido al viajero sentado enfrente que te cambiase el sitio?. La gente siempre se muestra muy amable en estos casos.
— Ya lo he pensado, reconoce el viajero, pero es que no había nadie sentado delante.
Un hombre se lía y llega a las tantas a casa. La mujer le abre la puerta:
— ¡¿Qué?!
— ¿Qué de qué?
— ¿Qué de qué o qué?
— ¿Que de qué o que de qué?
— ¿Qué de que o qué o qué de que de qué?
— ¿Qué de qué o que de qué o qué o qué de qué?
— ¿Qué de qué o que de qué o qué de qué o qué o qué de qué?
— ¿Que de dónde vienes a estas horas?
— No, no, no me cambies de tema...
Un hombre entra en la consulta del médico con un pato pegado a la cabeza. El médico, sorprendido y asustado, exclama:
— ¿¡Pero qué le ha pasado!?
— No sé —contesta el pato—, todo comenzó con un bulto en el pie.
— Oiga, ¿cuánto cuesta el autobús?
— Un euro.
— Bájense que me lo quedo.
— ¿Y tú a qué te dedicas?
— Soy experto en jeroglíficos.
— Pués pásate por mi casa porque el mío no enfría bien.
— Ayer llegué a casa y me encontré a mi mujer con amigdalitis.
— Estos griegos ya no respetan nada...
Una rana va al médico:
— Doctor, me han salido almohombres.
— ¿Para qué quiere harina James Bond?
— Para hacer pan, pan, pan, pan, pan, pan, para pan, para pan, pan pan...
Un diálogo entre dos locos:
— Toc, toc.
— No estoy.
— Pues menos mal que no he venido.
Un gnomo en una farmacia:
— ¿Me da una caja de preservativos?
— ¿Control?
— ¡No, no! Sin troll, sin troll…
— Mamá, prepárame un bocadillo de jamón.
— ¿York?
— Sí, turk.
— ¿Cuánto pagas por la frutería?
— Pimientos euros.